
El miércoles pasado, mientras miles de migrantes incendiaban las calles de Francia por segunda noche consecutiva, Emmanuel Macron bailaba en un concierto de Elton John . No hay mejor imagen para definir la situación en Europa.
La mecha se encendió el martes por la mañana , cuando agentes de la gendarmería francesa detuvieron y persiguieron a un conductor por la ciudad de Nanterre (a unas 9 millas de París). Al volante del vehículo iba Nahel, un inmigrante con antecedentes de conducción sin licencia , y que había cometido varias infracciones de tránsito. Con los policías apuntándole con un arma y ordenándole que saliera del auto, decidió pisar el acelerador y alejarse, y los oficiales le dispararon fatalmente. Añadiré algo que no leeréis en ninguna crónica europea: Lo fusilaron, inevitablemente.
Si Nahel hubiera sido uno de esos terroristas que atropellaban a la gente cada dos días en Francia, incluso la prensa progresista habría encontrado razonable el tiroteo. No era un terrorista. Pero si la policía te persigue y te detiene, y aun así tratas de huir por segunda vez, los oficiales no tienen forma de saber si tienes la intención de cometer un ataque o recoger un refrigerio para tu abuela discapacitada.
La misma noche del hecho, en todos los rincones del país se iniciaron violentos disturbios : incendios en las calles, barricadas, agresiones a peatones, ataques a la policía, rotura de mobiliario urbano, destrozos y saqueos de comercios. Los policías resultaron heridos, cientos fueron arrestados, edificios enteros fueron incendiados y los residentes de cientos de vecindarios se vieron obligados a levantar barricadas para protegerse de la violencia. Sindicatos policiales emitieron un comunicado : “Estamos en guerra”, aseguraron, pidiendo al Gobierno que tome medidas urgentes para garantizar el “restablecimiento del estado de derecho”. Los políticos progresistas se han presentado acusandoa la policía de “amenazar con sedición” y afirmar que están tratando de provocar “una guerra civil”. Como puede ver, los políticos progresistas europeos compiten entre sí para ver quién llega a ser el idiota más grande.
Los medios progresistas se han posicionado inmediatamente en contra de la policía. Ante la gravedad de los disturbios y el descontrol en toda Francia, la ONU se ha apresurado a emitir un comunicado condenando... a la policía. Insta a los oficiales franceses a abordar el racismo en sus fuerzas de seguridad. No, no es broma. Ahí tienes la razón número 2.300.199.912 para disolver ese cuerpo de mierda.
Lo que está pasando hoy en Francia fue anticipado por Michel Houellebecq en Sumisión, por lo que recibió multitud de insultos y cancelaciones. Franceses y alemanes, en particular Macron y Angela Merkel, insistieron en importar inmigración musulmana sin ningún control ni garantía mínima de conocimiento de las reglas del país que los acoge. Los progresistas y todos los tontos útiles de Bruselas, incluidas las veletas del Partido Popular Europeo, han apoyado este proceso; los izquierdistas con la esperanza de que, una vez nacionalizados, estos inmigrantes les den miles de victorias electorales, y los de centroderecha, los democratacristianos y demás idiotas sin adscripción política definida, porque viven aterrados ante la calificación de “racistas” o “fascistas” que les da la izquierda de todos modos.
Francia no tiene solución. Un gran grupo de manifestantes gritaba hoy en París: “Somos musulmanes, seguimos el Corán, si nos matan, los matamos, y eso es lo que vamos a hacer”. La UE no tiene solución. La ONU no tiene solución. Las únicas soluciones a todo esto serían un giro inminente hacia la derecha sin remordimientos de conciencia, y su compromiso con la soberanía nacional entonces, en todas las naciones importantes comenzando con Francia, como ya sucedió en Italia y está comenzando a suceder lentamente en España.
La alternativa es ceder y dar paso al primer califato europeo. Será bonito ver mis libros en llamas y ver el amanecer crucificado por los muyahidines en las afueras de Madrid. Es cierto que cuando era joven fantaseaba con ser un escritor maldito, pero, queridos amigos, no tanto, no tanto. Lo único que me consuela es que, escriba lo que escriba, Houellebecq irá primero. No por ser provocador, sino por tener razón.
Traducido por Joel Dalmau.
Escrito por por ITXU DIAZ , The American Spectator