
por Janeth Aracely Ramírez Pavón, Co-fundadora del Movimiento Político Libertario de Honduras
Esa es una pregunta difícil de responder ya que las preferencias de los individuos no pueden ser calculadas con una fórmula científica. Sin embargo, existe un sistema llamado “democracia” que simplemente lleva a que un grupo de individuos, que cumplen ciertas características establecidas en la Constitución, elija a los candidatos que, aparentemente, lograrán satisfacer sus necesidades.
En un reciente artículo del cubano José Azel titulado ¿Por qué votamos como lo hacemos?1Explica sobre la Teoría retrospectiva del voto, donde, grosso modo, el votante elije a un candidato en base a su bienestar personal: “Identifican el buen o mal rendimiento del gobierno en base a cómo ha impactado sus vidas.” Por lo tanto, el votante no necesariamente conoce o analiza las propuestas políticas-ideológicas que el candidato ofrece.
Colocando esto en el contexto de Honduras, podemos ver cómo en el discurso del partido que controla el monopolio de la fuerza no sale de la retórica de “la narcodictadura de 12 años”. Todos los hondureños estamos claros que en el tiempo que gobernó el Partido Nacional, encabezado por Juan Orlando Hernández, quien actualmente está siendo enjuiciado por narcotráfico en Estados Unidos, muchas libertades fueron pisoteadas, ni qué hablar de los casos de corrupción tan resonados que siguen pasando factura para el desarrollo de nuestro país.
Pero, ¿en realidad el Socialismo del Siglo XXI (SSXXI) era una opción para Honduras? Si hacemos cuentas, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, la población de Honduras es de 9,707,186 habitantes2y,en base al Consejo Nacional Electoral, para las elecciones generales del 2021, 5,182,425 personas estaban habilitadas para votar, pero solo 3,580,527 votos fueron contabilizados3. Es decir, el 37% de la población votó y, apenas 17.7% de la población hondureña total, votó por la señora Iris Xiomara Castro Sarmiento. Entonces, ¿es correcto hablar de una voluntad popular? Claramente, no. Simplemente podemos afirmar que, por medio de una medida democrática, no violenta, se logró el traspaso del poder de una persona a otra.
Retomando la pregunta anterior, ¿el SSXXI es una opción para Honduras? Definitivamente, no. ¿Cómo podemos pretender que un partido político que avala a dictadores investigados por crímenes de lesa humanidad y narcotráfico, puede llegar a ser una opción para nuestro país? Son preguntas que desgastan en tratar de conseguir una respuesta, sin embargo, si consideramos la Teoría retrospectiva del voto, podríamos tener una idea.
Ante la inconformidad, comienzan a surgir movimientos ciudadanos con distintas motivaciones, siendo la principal: sacar a Honduras adelante. Una nueva opción ha surgido, el Movimiento Político Libertario de Honduras que tiene como base al individuo y su libertad de elegir cómo vivir su vida, adoptando el principio de la no agresión y una defensa plena a la propiedad privada. Este es un movimiento nuevo, probablemente desconocido en una sociedad donde existe una cultura estatista. Ya ha comenzado a tener ciertos acercamientos de personas interesadas en esta nueva propuesta en la política hondureña, así como también, existen muchos escépticos.
Los derechos naturales, la vida, la libertad y la propiedad privada no entran en discusión ni en negociaciones políticas. Estos derechos están por encima de todo, en especial, por encima del poder estatal. Se sabe que el respeto a estos derechos individuales solo se puede mediante la igualdad ante la ley que se refiere al principio de isonomia, donde todos son tratados de la misma manera independientemente de su etnia, sexo o condición social, y el derecho al debido proceso.
Ludwig von Mises dijo: “La esencia de una libertad de las personas es la oportunidad de apartarse de las formas tradicionales de pensar y de hacer las cosas.” El Movimiento Político Libertario ofrece esta nueva visión, esta nueva forma de pensar más allá de la demagogia y el populismo, lo “tradicional” en la política hondureña. El individuo necesita entender que no necesita del poder estatal para gozar de sus derechos naturales, al fin y al cabo, para lo único que está el Estado es para garantizar que la vida, la propiedad y la libertad sean respetados.
¿Es esta la opción correcta para Honduras? Esa es una pregunta que yo no puedo responder en nombre de los hondureños. Sin embargo, sí considero que es una opción nueva que ofrece otra visión a la política hondureña, que le puede ofrecer al individuo las herramientas para forjar su propio futuro sin depender de políticos demagogos que solo pueden recurrir al populismo destructor de cualquier intento de democracia liberal y que genera un ambiente asistencialista haciendo esclavo al individuo del monopolio de la fuerza, o sea, del Estado.